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ETS en el embarazo: cómo prevenir y tratar

Laura Martínez
13 de junio de 2025
7 min
ETS
ETS en el embarazo: cómo prevenir y tratar

ETS en el embarazo: cómo prevenir y tratar

Las infecciones de transmisión sexual (ETS) durante el embarazo pueden representar un riesgo serio tanto para la madre como para el bebé. Algunas infecciones pueden causar complicaciones como parto prematuro, ruptura prematura de membranas, bajo peso al nacer e incluso infecciones congénitas. Por eso es esencial la detección temprana, el tratamiento adecuado y la prevención desde antes incluso de la concepción.

En este artículo exploramos qué ETS son más frecuentes en el embarazo, cómo se diagnostican, qué implicaciones tienen y qué puedes hacer para protegerte y proteger a tu bebé.

¿Qué ETS son más comunes durante el embarazo?

Algunas infecciones de transmisión sexual son más prevalentes y preocupantes en el contexto del embarazo. Las más frecuentes incluyen:

  • Clamidia: puede causar infecciones oculares y neumonía en el recién nacido.
  • Gonorrea: se asocia a ruptura prematura de membranas y parto prematuro.
  • Sífilis: puede atravesar la placenta y causar sífilis congénita, aborto o muerte fetal.
  • VIH: puede transmitirse al bebé durante el embarazo, parto o lactancia.
  • Herpes genital: si hay brote activo en el parto, puede ser necesario realizar una cesárea.
  • Virus del papiloma humano (VPH): en casos raros puede afectar al bebé durante el parto.
  • Hepatitis B y C: el riesgo de transmisión vertical existe, especialmente con hepatitis B si no se administra la inmunoprofilaxis adecuada al nacer.
Mujer embarazada protegida de ETS con iconos de salud

La prevención de ETS es clave en el cuidado prenatal

Riesgos de las ETS en el embarazo para la madre y el bebé

Las ETS no solo afectan la salud de la madre, sino que también pueden tener consecuencias graves para el bebé. Entre los riesgos documentados se encuentran:

  • Transmisión vertical (de madre a hijo) durante el embarazo, parto o lactancia.
  • Malformaciones congénitas, especialmente en infecciones como la sífilis o el VIH sin control.
  • Parto prematuro y bajo peso al nacer, como puede ocurrir en casos de clamidia o gonorrea.
  • Infecciones neonatales, que pueden requerir tratamiento inmediato tras el nacimiento.

Según los CDC de EE.UU., muchas ETS pueden transmitirse al bebé y causar complicaciones a corto y largo plazo, por lo que recomiendan pruebas de detección tempranas y repetidas en algunos casos.

Diagnóstico y cribado durante el embarazo

Las guías clínicas recomiendan realizar pruebas de ETS durante el primer trimestre, especialmente si existen factores de riesgo (nuevas parejas sexuales, antecedentes previos de ETS, entornos con alta prevalencia, etc.). Algunas pruebas que suelen indicarse:

  • Análisis de sangre para VIH, sífilis y hepatitis B.
  • Exudado vaginal o cervical para detectar clamidia y gonorrea.
  • PCR o cultivo para confirmar herpes genital si hay síntomas.

En algunos casos, puede ser necesario repetir las pruebas más adelante en el embarazo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya la importancia del cribado universal en contextos donde la prevalencia de ETS es alta.

"El diagnóstico precoz de una ETS durante el embarazo puede marcar la diferencia entre un parto saludable y graves complicaciones neonatales."

SEGO

Tratamiento seguro durante el embarazo

Muchas ETS tienen tratamiento incluso durante el embarazo, y este suele ser seguro para el feto:

  • Clamidia y gonorrea se tratan con antibióticos como la azitromicina o la ceftriaxona.
  • Sífilis se trata con penicilina benzatina, que es segura en el embarazo y altamente efectiva.
  • VIH requiere terapia antirretroviral (TAR) para reducir el riesgo de transmisión vertical a menos del 1%.
  • Herpes genital puede controlarse con aciclovir o valaciclovir para reducir la frecuencia y duración de los brotes.
  • Hepatitis B no se trata durante el embarazo, pero se protege al bebé con vacuna e inmunoglobulina al nacer.

El tratamiento adecuado y precoz disminuye drásticamente el riesgo de transmisión al bebé. Siempre debe seguirse bajo la supervisión de profesionales sanitarios.

Prevención: la mejor estrategia

Prevenir una ETS en el embarazo es mucho más sencillo que tratar sus consecuencias. Algunas estrategias eficaces incluyen:

  • Uso constante del preservativo en todas las relaciones sexuales.
  • Pruebas de ETS antes de buscar embarazo (tanto en la madre como en la pareja).
  • Evitar relaciones sexuales sin protección con nuevas parejas durante el embarazo.
  • Vacunación frente a hepatitis B y, en algunos casos,VPH.
  • Seguir las pautas médicas y acudir a todos los controles prenatales.

La educación sexual, la comunicación en pareja y la atención médica regular son fundamentales en la prevención.

¿Y si ya tengo una ETS y estoy embarazada?

En ese caso, lo más importante es no entrar en pánico. Muchas ETS pueden tratarse o controlarse adecuadamente. Informa a tu matrona o ginecólogo cuanto antes, sigue el tratamiento indicado y acude a los controles. El objetivo será:

  • Tratar la infección para proteger tu salud.
  • Prevenir la transmisión al bebé.
  • Planificar el tipo de parto más seguro en cada caso.

Gracias a los avances médicos, muchas mujeres con ETS tienen embarazos sanos y bebés sin complicaciones cuando reciben atención adecuada.


Información orientativa

Este artículo tiene fines informativos y no sustituye el consejo médico profesional. Ante cualquier duda o síntoma, consulta con tu matrona, ginecólogo/a u otro profesional sanitario cualificado.